Redacción
Costa Rica, conocida por su belleza natural y estabilidad política, enfrenta, en el 2023, desafíos en materia de seguridad, en las provincias de Guanacaste y Puntarenas. A pesar de su reputación como un destino turístico seguro, estos territorios han experimentado en los últimos años, un aumento en la criminalidad generando preocupación tanto en la comunidad local como en los visitantes extranjeros.
Según datos del Ministerio de Seguridad Pública, la tasa de criminalidad en estas provincias ha ido en aumento durante el último lustro. Los delitos más comunes incluyen robos, hurtos, asaltos y tráfico de drogas. También, el aumento de homicidios en el año ha sido significativa. Esto generó una sensación de inseguridad entre los residentes y una disminución en la afluencia turística en algunas áreas.
Impacto
El panorama repercute en un efecto negativo en las comunidades locales. Los residentes se sienten más vulnerables y preocupados por la seguridad de sus hogares y familias. Además, los negocios de la zona, principalmente los pequeños emprendimientos turísticos padecen pérdidas económicas debido a la disminución de los visitantes.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), por medio de su Oficina de Prensa, reportó que a la primera semana de octubre de 2023 se han cometido 110 homicidios en Puntarenas, un 28% más que en el 2022, con registro de 80 casos.
En Guanacaste los números no cambian, incluso proporcionalmente existe un mayor aumento al pasar de 45 casos a 74 a este período del 2023, lo que representa 40% más a tres meses de finalizar el año.
Se consultó la Oficina de Prensa del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), ellos no manejan datos del impacto de la criminalidad en estas regiones.
Factores
Aunque Costa Rica es considerada una de las naciones más prósperas de América Central, la desigualdad económica persiste, con disparidades significativas en los ingresos. Esto conlleva a la marginalización de ciertas comunidades, que a menudo ven en la actividad delictiva una vía para subsistir.
El censo de 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), ubica a las provincias costeras como las más vulnerables en cuanto a desempleo, pobreza y pobreza extrema. Algunos registros en la página de esa institución, advierten incluso un incremento de esas variables en Guanacaste y Puntarenas.
La ubicación geográfica de estas provincias y su creciente actividad turística, aunado a que se ubican cerca de rutas de tráfico de drogas, ha sido caldo de cultivo para el aumento en la actividad relacionada con estupefacientes. El tráfico y consumo de drogas ilícitas han sido un factor importante en la creciente delincuencia.
A esto hay que sumar que las zonas rurales a menudo enfrentan una falta de recursos policiales, lo que dificulta la prevención y el combate del crimen organizado.
Acciones
El gobierno costarricense ha tomado medidas para abordar este flagelo. Han implementado algunos programas de prevención del delito y trabajan en colaboración con las comunidades para fortalecer la seguridad.
Diferentes actores que combaten la criminalidad indican que es un desafío continuo, pero el compromiso del gobierno y la colaboración de las comunidades son pasos importantes hacia la mejora de la seguridad en estas regiones.
Se espera que un enfoque integral que aborde las causas subyacentes referentes a este tema sea fundamental para restaurar la confianza y llevar prosperidad a los hogares en las zonas costeras.
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