
Redacción
El viernes por la noche, Israel lanzó una ofensiva sin precedentes contra Irán. La operación, encabezada por el primer ministro Benjamin Netanyahu, incluyó ataques a instalaciones clave del programa nuclear iraní y fue acompañada de un mensaje inusual, un llamado directo al pueblo iraní, en inglés, instándolos a «levantarse contra un régimen maligno y opresor».
Netanyahu aseguró que las acciones israelíes están “limpiando el camino” para que los iraníes logren su libertad. Pero la escala de los bombardeos y el lenguaje del gobierno israelí han levantado sospechas, ¿se trata de una operación estrictamente militar con objetivos definidos, o de una estrategia más amplia para alterar el equilibrio de poder regional?
Objetivo declarado: frenar la amenaza nuclear
Desde hace años, Netanyahu ha advertido del peligro que representa la República Islámica. En su mensaje del viernes, sostuvo que Irán estaba a punto de desarrollar una bomba atómica: “en el minuto 90”, dijo. Israel atacó tres instalaciones nucleares clave —Natanz, Isfahan y Fordow— y asegura haber infligido “daños significativos”.
Sin embargo, la comunidad internacional se muestra escéptica. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó recientemente que, si bien Irán ha acumulado uranio enriquecido al 60% —muy cerca del nivel necesario para uso militar—, no hay pruebas concluyentes de que el régimen haya decidido construir un arma nuclear.
Incluso Estados Unidos, en voz de su directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, aseguró en marzo que Teherán no está en proceso activo de fabricar una bomba.
¿Se buscó frenar negociaciones?
La ofensiva israelí también ocurrió justo cuando se esperaba la reanudación de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos en Mascate, Omán. Fuentes diplomáticas afirman que, “un acuerdo estaba al alcance”, aunque supeditado a que Washington suavizará su exigencia de que Irán abandone todo tipo de enriquecimiento de uranio, incluso el destinado a usos civiles.
La ofensiva ocurrió el día 61 de una ventana de 60 días fijada por el expresidente Donald Trump para llegar a un nuevo acuerdo, alimentando las sospechas de que Israel buscó deliberadamente bloquear una solución diplomática.
“La magnitud de los ataques sugiere que no fue simplemente una acción para ganar influencia en las negociaciones. El objetivo era matarlas”, señala Ellie Geranmayeh, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
¿Cambio de régimen encubierto?
La narrativa oficial israelí habla de defensa preventiva. Pero declaraciones recientes de Netanyahu y su equipo sugieren un objetivo más ambicioso, el colapso del régimen clerical iraní.
Cuando se le preguntó si el cambio de régimen era parte del plan, Netanyahu respondió, “podría ser el resultado”, afirmando que el régimen de Irán es “muy débil”. Otros funcionarios, como el asesor de seguridad nacional Tzaji Hanegbi, admitieron que su enfoque no está en el liderazgo político “por ahora”.
Para expertos como Vali Nasr, profesor en la Universidad Johns Hopkins, Israel busca debilitar no solo las capacidades nucleares, sino también las militares y económicas de Irán, con el objetivo de cambiar el equilibrio regional.
Las dudas sobre el respaldo popular
Desde Israel se ha insistido en que el pueblo iraní desea liberarse del régimen. Pero voces críticas advierten que el bombardeo de viviendas, infraestructura energética y ciudades como Teherán podría tener el efecto contrario.
“Puede que al principio, con la muerte de generales impopulares, hubiera cierto alivio. Pero cuando los civiles son asesinados y el país queda paralizado, es poco probable que la mayoría vea la agresión como una liberación”, apunta Nasr.
Estados Unidos, la pieza que define el tablero
Pese a sus contradicciones públicas, Donald Trump podría tener la última palabra. Reportes recientes afirman que vetó un plan israelí para asesinar al líder supremo Alí Jamenei, lo que revela hasta qué punto está implicado el expresidente en las decisiones estratégicas de Israel.
«El éxito o fracaso de esta ofensiva dependerá de si EE.UU. es arrastrado al conflicto», resume Daniel Levy, ex asesor del gobierno israelí. “Solo EE.UU. puede poner un freno o definir su final”.
Un conflicto con final abierto
Mientras crecen las bajas civiles y la infraestructura iraní sigue bajo ataque, las verdaderas intenciones de Israel continúan en debate. ¿Desactivar la amenaza nuclear? ¿Prevenir negociaciones diplomáticas? ¿Cambiar el régimen iraní?
Sea cual sea la respuesta, el escenario es ahora más inestable que nunca y la participación o no de Estados Unidos podría determinar si este es el comienzo de una guerra regional o el límite de una ofensiva cuidadosamente calibrada.
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