
Redacción
En un avance que subraya el creciente peso de América Latina en la innovación científica, el Donald Danforth Plant Science Center, uno de los institutos de investigación vegetal más prestigiosos de Estados Unidos, anunció que la empresa costarricense Innovaciones Circulares fue seleccionada como una de las primeras beneficiarias del Fondo de Acceso a Instalaciones Centrales, un programa diseñado para abrir las puertas de su infraestructura de vanguardia a startups latinoamericanas.
El fondo, una iniciativa de Cultivar STL con apoyo de Breakthrough Energy Discovery, busca impulsar proyectos que aborden los desafíos globales de sostenibilidad, alimentación y cambio climático. A través de este mecanismo, Innovaciones Circulares tendrá acceso directo a los laboratorios y equipos del Danforth Center, donde podrá probar y perfeccionar una tecnología que promete transformar la manera en que la agricultura reutiliza los residuos.
“Esta selección nos brinda la oportunidad de desarrollar investigaciones con el apoyo de una de las instituciones científicas más avanzadas del mundo”, explicó Joaquín Víquez, gerente de Innovaciones Circulares. La compañía costarricense trabaja en la producción de Toledo, un fertilizante creado mediante procesos de mineralización natural que recupera el fósforo de desechos agrícolas y lo convierte en un abono sostenible. “Nuestro fertilizante se comporta igual que los tradicionales, pero deja residuos de fósforo que los cultivos pueden aprovechar a largo plazo. Además, es un producto basado en economía circular, porque usa materiales que antes eran desecho”, añadió Víquez.
La apuesta del Danforth Center por proyectos de la región responde a una visión más amplia de cooperación científica entre Estados Unidos y América Latina. Según Katie Murphy, directora del Laboratorio Central de Fenotipado del centro, las startups seleccionadas “encajan perfectamente con nuestras capacidades para reducir riesgos y validar productos que respondan a los retos de la agricultura moderna. Nuestras instalaciones no solo ofrecen tecnología, sino el conocimiento experto necesario para aplicarla”.
En total, empresas de seis países latinoamericanos —Argentina, Chile, México, Costa Rica, Colombia y Ecuador— participaron en el proceso de selección. El comité, integrado por representantes del Yield Lab Institute, BioSTL y directores de las instalaciones del Danforth Center, escogió finalmente a dos startups, una de Argentina y otra de Costa Rica.
El sitio web del centro describe el trabajo de Innovaciones Circulares como un modelo de sostenibilidad aplicada. Su desarrollo principal, un reactor modular de pequeña escala, permite recuperar fertilizante fosfatado de aguas residuales generadas en granjas porcinas. “Esta tecnología no solo trata los efluentes, sino que devuelve a los agricultores un recurso limitado y costoso: el fósforo”, explica el Danforth Center. El proyecto será evaluado en comparación con fertilizantes convencionales, midiendo la salud y el crecimiento de las plantas con apoyo de laboratorios especializados en química bioanalítica, fenotipado, ciencia de datos y cultivo vegetal.
Para Stephanie Regagnon, directora ejecutiva del Yield Lab Institute, el nuevo fondo “es el resultado de una visión estratégica que busca conectar ciencia de clase mundial con innovación local. Estamos agradecidos con Breakthrough Energy Discovery por su compromiso con la investigación agrícola que surge desde América Latina”.
Desde BioSTL, Isabel Acevedo, gerente de desarrollo económico basado en tecnología, destacó que el apoyo a Innovaciones Circulares no termina con esta colaboración inicial. “Seguiremos acompañando su avance y esperamos que, cuando decidan establecer una presencia en Estados Unidos, consideren a St. Louis como su base de operaciones”, expresó.
Fundado en 1998, el Donald Danforth Plant Science Center es un instituto de investigación sin fines de lucro cuya misión es mejorar la calidad de vida humana mediante la ciencia de las plantas. Su trabajo se centra en la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental, con el respaldo de instituciones como la Fundación Gates, los Institutos Nacionales de Salud y el Departamento de Agricultura de EE. UU.
Para una startup proveniente de un pequeño país centroamericano, el acceso a un ecosistema científico de tal magnitud representa más que un logro técnico, es una oportunidad para situar a Costa Rica en el mapa de la innovación agrícola mundial. “Lo que buscamos”, resume Víquez, “es demostrar que desde un rincón de América Central se pueden generar soluciones sostenibles con impacto global”.