Certamen de Miss Universo bajo fuego

Varias concursantes del Miss Universo 2025 se rebelaron contra la organización por la humillación pública de la que fue objeto la representante de México

Fátima Bosch, representante mexicana para Miss Universo, fue agredida verbalmente por el director del evento, lo que generó la reacción de varias concursantes.

Redacción

Lo que debía ser una elegante ceremonia de presentación se convirtió en una escena de tensión global. Bajo los focos de un salón repleto de cámaras y vestidos brillantes, Miss México, Fátima Bosch, fue reprendida públicamente por el director del concurso Miss Universo Tailandia, Nawat Itsaragrisil. Minutos después, la incomodidad se transformó en protesta, varias concursantes abandonaron el lugar en señal de solidaridad.

El incidente, ocurrido durante un evento previo al certamen en Bangkok, ha sacudido los cimientos de uno de los concursos de belleza más conocidos del planeta. Las imágenes, transmitidas en vivo y reproducidas millones de veces en redes sociales, muestran al organizador tailandés alzando la voz contra Bosch por no haber publicado contenido promocional del certamen.

Bosch, de 25 años, trató de responder, pero fue interrumpida. Nawat pidió repetidamente que guardara silencio y, al no conseguirlo, ordenó a seguridad que se acercara. “Si alguien quiere continuar con el concurso, que se siente. Si se retira, las demás chicas continúan”, dijo con voz firme.

La mayoría permaneció de pie. Algunas se acercaron a Bosch y juntas salieron del salón. Entre ellas estaba la actual Miss Universo, Victoria Kjaer Theilvig, de Dinamarca, quien al retirarse declaró ante los medios que, “esto se trata de respeto y de los derechos de las mujeres. No puedo quedarme en un lugar donde se humilla a otra mujer”.

La tensión que cruzó las fronteras

El episodio encendió un debate mundial sobre el trato hacia las concursantes y la cultura de poder que persiste en estos certámenes. La Organización Miss Universo (MUO) condenó la conducta de Itsaragrisil, calificándola de “malintencionada y contraria al espíritu del concurso”.

Raúl Rocha, presidente de la MUO, declaró en un video que el funcionario “olvidó el verdadero significado de ser anfitrión” y confirmó que su participación en el certamen sería “limitada o eliminada por completo”. Rocha aseguró que la organización iniciará acciones legales y reafirmó que Miss Universo “es y debe seguir siendo una plataforma de empoderamiento para las mujeres, no un escenario para la intimidación”.

En entrevistas posteriores, Bosch aseguró que el directivo la había llamado “tonta” y “cabeza hueca”, algo que Nawat negó. En una conferencia de prensa, el tailandés intentó suavizar el conflicto diciendo que sus palabras habían sido malinterpretadas. “Si alguien se sintió incómodo, pido disculpas a todos”, dijo en un video posterior.

Una escena que expuso algo más profundo

El episodio ha reavivado las críticas hacia la industria de los concursos de belleza, que en los últimos años ha intentado reinventarse con discursos de inclusión y empoderamiento. Sin embargo, para muchos observadores, el incidente en Bangkok revela que la estructura de poder detrás de estos espectáculos sigue siendo rígida y, en ocasiones, humillante.

Bosch, visiblemente afectada, ofreció unas breves declaraciones ante la prensa local. “No tengo miedo de alzar la voz. Vine aquí a representar a las mujeres y las niñas que luchan por ser escuchadas. No soy una muñeca que se viste y se peina; soy una mujer con propósito”, dijo.

Su declaración fue replicada miles de veces en redes sociales y convertida en símbolo de una postura de dignidad frente al abuso de autoridad. En México, su gesto fue celebrado como un acto de valentía; en Tailandia, la controversia abrió un debate sobre el trato hacia las participantes extranjeras.

El certamen sigue, pero las heridas quedan

A pesar de la polémica, el concurso Miss Universo continúa su agenda oficial. Las concursantes participaron en un evento de bienvenida en Bangkok al día siguiente, en un ambiente más controlado y bajo la supervisión directa de ejecutivos internacionales de la MUO.

La final está programada para el 21 de noviembre, y aunque el brillo y las cámaras volverán a encenderse, la pregunta persiste: ¿puede un certamen que busca celebrar el empoderamiento femenino sobrevivir a un momento en que el respeto fue lo primero en desaparecer?

En una industria que ha vivido de la perfección y la apariencia, el silencio incómodo que siguió a la humillación de Miss México podría ser el reflejo más nítido de un sistema que, bajo su brillo, comienza a resquebrajarse.

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