La infraestructura que América Latina no puede seguir ignorando

Redacción

En la torre de control del puerto, donde las ventanas dan a un paisaje de contenedores que se alzan como edificios improvisados, un técnico observa una pantalla que parpadea por un segundo. Es apenas un destello, un momento imperceptible para cualquiera que no sea él. Pero aquí, en una de las terminales más importantes de México y Latinoamérica, un segundo puede marcar la diferencia entre el movimiento constante de miles de toneladas de carga y un silencio operativo que cuesta millones.

“Cuando la señal cae”, dice sin apartar la vista del monitor, “se detiene todo. La grúa, el inventario, el radar. No es como en una oficina. Aquí, un fallo no es un inconveniente. Es un alto total”.

Durante años, los puertos latinoamericanos han librado una batalla poco visible, una guerra silenciosa en la que la conectividad ha sido tanto su talón de Aquiles como su esperanza de modernización. Las Tecnologías Operativas —los sistemas que coordinan máquinas, sensores y movimientos sincronizados que rara vez vemos— dependen de una conectividad que, hasta hace poco, era vulnerable en los momentos más críticos.

El problema no es nuevo. Lo nuevo es su magnitud.

En los últimos años, las operaciones industriales se han vuelto cada vez más dependientes de datos en tiempo real. Desde las minas del desierto chileno hasta las plataformas energéticas de Brasil y los puertos que bordean el Pacífico y el Caribe, la región enfrenta el mismo dilema: la frustración de depender de redes que colapsan justo cuando más se necesitan.

Pero en este puerto mexicano, algo empezó a cambiar.

La red que lo cubrió todo

A principios de este año, OSC Top Solutions Group —un integrador tecnológico con presencia en 16 países— finalizó el despliegue de una red privada 4G LTE de propiedad exclusiva. Una red que, literalmente, cubre de extremo a extremo las 400 hectáreas de la terminal.

“No queríamos depender de lo que había”, explica Andrés Gallego Garzón, Chief Commercial & Marketing Officer de la compañía. “Queríamos controlarlo todo: la estabilidad, la seguridad, la continuidad. Porque en un puerto, la conectividad no es un lujo. Es el corazón de la operación”.

La llegada de esta red permitió algo que antes sonaba casi utópico: que cada lector de códigos de barras, cada sensor en los muelles y cada grúa automatizada trabajaran sin interrupciones.

En palabras de Gallego, “es la diferencia entre resolver un problema de Wi-Fi y evitar una catástrofe operativa”.

Costa Rica avanza, pero con riesgos latentes

A cientos de kilómetros de distancia, en Costa Rica, los esfuerzos por fortalecer la infraestructura de telecomunicaciones continúan en ascenso. El informe más reciente de la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) revela un país marcado por la expansión: 177 operadores activos y más de 112 mil kilómetros de fibra óptica instalados.

Pero incluso con este avance sostenido, expertos advierten que la infraestructura tradicional —sobre todo en zonas industriales amplias o de difícil acceso— sigue siendo insuficiente para proteger las operaciones críticas.

Porque la fibra puede llegar lejos, pero no a todas partes.

Y, a veces, donde no llega, la industria se detiene.

Cuando un minuto cuesta una fortuna

Para entenderlo, basta ver lo que ocurre cuando un radar pierde conectividad o una grúa automatizada queda sin enlace por un instante. El flujo de contenedores se detiene en seco. Las listas de inventario quedan congeladas. Los camiones se acumulan en los accesos. Los barcos esperan más tiempo del pactado.

En cuestión de minutos, la terminal puede acumular costos que superan lo que cuesta instalar la red que habría evitado el problema.

“Lo que muchos no ven es que cada minuto tiene un precio”, comenta un operador que prefiere no dar su nombre. “Y ese minuto empieza a contar desde que una luz deja de parpadear en el lugar correcto”.

Lo que significa modernizarse

Las redes privadas de nueva generación que OSC Top Solutions Group ha implementado en puertos, minas y plantas industriales no solo evitan fallos: reescriben la manera en que las industrias funcionan.

Las empresas que han adoptado estas redes reportan retornos de inversión en menos de un año. Procesos más eficientes. Riesgos operacionales detectados antes de que se conviertan en accidentes. Reducciones significativas en su huella de carbono.

Es un cambio profundo, silencioso y estructural.

La región que no puede darse el lujo de esperar

En un continente donde las cadenas logísticas, energéticas y manufactureras sostienen economías enteras, la conectividad dejó de ser un componente técnico. Hoy es una frontera entre la competitividad y el rezago.

OSC Top Solutions Group, con 28 años de trayectoria y más de mil especialistas distribuidos en 16 países, ha apostado por esa frontera: una América Latina donde la continuidad operativa no dependa de la suerte, sino de la infraestructura.

En los muelles del puerto mexicano, mientras el sol cae sobre las grúas azules que siguen moviéndose sin pausa, el técnico que antes vigilaba la pantalla ahora mira el horizonte con una leve sonrisa. “Lo que ves ahí”, dice señalando las máquinas que trabajan sin interrupciones, “es conectividad que no falla”.

Y en una región donde un minuto puede costar una fortuna, esa es una victoria que no pasa desapercibida.

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